El Dakar todavía tiene muchos desiertos sauditas por explorar. Los organizadores del rally-raid acaban de justificar su decisión de no cambiar de destino: las próximas cinco ediciones del París-Dakar se disputarán en el reino. Nueva victoria para Arabia Saudita, que empezó muy por detrás de sus vecinos Qatar y Abu Dabi en la carrera por la inversión en el deporte, pero que está recuperando parte de su retraso.
La velocidad con la que el reino está acudiendo en masa a las disciplinas más destacadas no tiene precedentes. Candidato a la organización del Mundial de fútbol de 2030, el reino dirigido por Mohammed Ben Salman alimenta la crónica deportiva con millones de dólares y competiciones.
Desde 2021, un gran premio de Fórmula 1 recorre las avenidas de Jeddah de noche. La lucha libre WWE se ha comprometido desde hace diez años a realizar dos eventos por año en el país. Los saudíes también han adquirido una participación en la liga estadounidense de MMA, una disciplina de artes marciales mixtas que está experimentando un rápido crecimiento, a través de SRJ Sports Investments. El brazo financiero del Estado petrolero en el deporte es una emanación de su fondo soberano (Fondo de Inversión Pública), dotado con más de 540 mil millones de dólares.
Reclutamiento masivo de futbolistas
En equitación, la capital, Riad, acoge ya a uno de los saltadores de cinco estrellas más dotados del mundo. Se está discutiendo la creación de un torneo ATP y, mientras tanto, la federación saudí de tenis acaba de nombrar embajador a Rafael Nadal.
En el golf, Arabia Saudí no dudó en crear un circuito que compita con el de la Asociación de Golfistas Profesionales, organizadora de los torneos de golf más prestigiosos del mundo, y en captar varias de sus estrellas. La calma acaba de regresar a los verdes, con el anuncio de un plan para fusionar las operaciones comerciales de los dos competidores.
En el fútbol, la ofensiva se tradujo en contrataciones masivas, y a un precio elevado, para el campeonato local de jugadores y entrenadores, como la de Ronaldo, cinco veces Balón de Oro, por el club Al-Nassr, o Karim Benzema por Al-Ittihad. Desde 2019, el país se encuentra entre las naciones con mayor gasto en términos de transferencias. En Europa, SRJ se contenta todavía con ser el propietario del club inglés Newcastle, pero cuesta imaginar que el apetito saudí se calme, antes de la concesión de “su” Mundial de fútbol.