lLos agricultores no son los únicos que piensan que el mundo está patas arriba. Al igual que las señales que han regresado a las ciudades y pueblos de Francia, Europa parece funcionar al revés. Alemania se verá afectada por la crisis en 2023, con una caída de la actividad (-0,1%), mientras que España, con un aumento del 2,5% de su producto interior bruto (PIB), está muy por encima de la media europea (0,5%). Para Berlín ya no es cuestión de burlarse de la laxitud de los países del “Club Med”.
Esta divergencia no es la única que saldrá a la luz a principios de 2024. En el ámbito del empleo, es igual de fuerte, pero no sigue la misma geografía. En todo el Viejo Continente, como en Estados Unidos, pocas veces las cifras han sido tan positivas en este ámbito. La tasa de desempleo, del 6,4% en Europa, a finales de 2023, está dos puntos por debajo de la de 2018.
El pleno empleo está al alcance de la mano, mientras que el crecimiento se ha visto frenado por la inflación, particularmente en el campo de la energía, y para algunos, como Alemania, por la caída de los mercados en China. Como recuerda el economista Philippe Crevel en su informe económico del 10 de febrero de los años 90, sobre el hecho de que era necesario un crecimiento de al menos el 2% para reducir el desempleo. Hoy estamos alcanzando récords, incluso en Francia, con un crecimiento exponencial. Esta es la nueva divergencia, que parece contradecir los fundamentos de la economía clásica.
La cuestión de la formación y el atractivo de las profesiones
Esta sorprendente situación se explica generalmente por la escasez de empleo, que desalienta a las empresas a despedir a su personal. Escasez vinculada a una mala adecuación entre la oferta en el mercado laboral y la demanda de los empleadores. Este es el caso tanto de los cuidadores como de los informáticos o soldadores. Lo que plantea la doble cuestión de la formación y del atractivo de las profesiones.
Detrás de esta falta de personal se esconde el fenómeno estructural del envejecimiento demográfico. No hay suficientes recién llegados para llenar el vacío dejado por las jubilaciones masivas.
Así, Francia ganó 1,2 millones de puestos de trabajo entre 2019 y 2023, superando la barrera de los 21 millones en el sector privado. Buenas noticias para el gobierno, que apuesta más que nunca por aumentar su tasa de empleo para escapar de la trampa presupuestaria en la que está gravemente atrapado. Si el porcentaje de población activa ocupada alcanzara el 75%-80% observado en el norte de Europa, o diez puntos más que actualmente, su problema de déficit se resolvería mediante cotizaciones e ingresos fiscales.
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