El campesino o la imaginación fantasiosa de un mundo en desaparición

Cántaros de loza con la imagen de El Ángelusde mijo, que todavía se puede encontrar en los mercadillos, atemporal martina en la granja, las imágenes en torno al campesinado han cambiado menos que el mundo real. Los citadinos sometidos a la velocidad, el ruido y los excesos se oponen al sueño de una tierra tranquila y nutritiva, ligada a valores familiares y a una tradición moral. No importa que el agricultor tenga un ritmo de trabajo tan frenético como el del alto ejecutivo, que produzca bienes en cantidades no menos industriales que el trabajador y, finalmente, que sea capaz de hacer todo tipo de travesuras. El reconfortante mito del campesino experto en imágenes es decididamente tenaz.

“Si los agricultores respetan las reglas de la República, y lo hacen, son patriotas”, declaró Gérald Darmanin en el plató de TF1, el 25 de enero, pocos días después del inicio de la movilización destinada a hacer oír el malestar de la profesión. El Ministro del Interior también halagó la relación con el trabajo de estas mujeres y hombres “que trabaja duro para alimentar a los franceses”cuando el Guardián de los Sellos, Eric Dupond-Moretti los describe como “gente responsable” (Franceinfo, 31 de enero).

En esencia, los comentarios dibujaron el retrato encantador de un trabajador respetable, un ciudadano leal a la nación, que no escatima esfuerzos. Una mesa que se hace eco de la visión positiva que la opinión pública tiene sobre esta profesión. Según una encuesta de Elabe para BFM-TV, el 87% de los franceses expresan su apoyo o simpatía por esta movilización. Y el 92% de los encuestados dice tener una buena imagen de los agricultores.

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El apego a la figura del campesino es pues manifiesto, mientras que los agricultores son cada vez más escasos. En realidad, Francia tiene menos de 390.000 agricultores, cuando había 6 millones en los años 40 y todavía casi 4 millones en los años 60.

“Necesitamos volver a las raíces del país”

Además, incluso en las zonas rurales, “Los agricultores en explotación representan menos del 6% de los activos, según el censo de 2020, y sólo el 1,34% en toda Francia”señala el sociólogo Nicolas Renahy, director de investigaciones del Instituto Nacional de Investigaciones sobre Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (INRAE). “Hace tiempo que son mucho menos numerosos que los trabajadores”, precisa. Paradójicamente, también son mucho más visibles, ya que se celebran cada año con motivo de la Exposición Agrícola que, además de atraer multitudes, se ha convertido en un ritual imprescindible de la vida política.

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